En el diario esbozo de su obra, en la creación cotidiana, mutable, de sus piezas hay un constante, permanente, poner y quitar la mesa. Se colocan los objetos sobre la superficie para someterlos a consideración de la mirada, del tacto, del pensamiento. Para estudiar las relaciones de los objetos entre sí, y la que existe entre los objetos y quien los examina. En el recuerdo: una mesita con portarretratos. En el sueño: una mesa dorada y en ella una pequeña montaña de concreto sobre aluminio. En las emociones: La comida servida fría sobre la mesa me hace llorar. En el dibujo: un mantel, un florero. En el dibujo: mesa volteada sobre otra mesa. Ante nosotros: un bulto, persianas, vajilla, un clip. Se pondera también la relación con los demás a través de la mesa. Un medio para alcanzar al otro: Mientras conversamos y las palabras desfilan te hago el amor sobre la mesa donde recargamos los codos después de comer. Distancia, barrera física que hace posible envolver y dejarse envolver: Date una idea de como tomaría tu cuerpo cuando tomo mi teléfono celular. Lugar del intercambio amoroso. Tercero sin el cual no habría dos.

La obra de Amatoria explora, con estas dinámicas, el carácter crítico de la mesa-encuadre y la naturaleza social de la mesa-cuerpo. A partir de ahí, nos reserva otros juegos. Hace del cuerpo del artista un objeto dispuesto al escrutinio del observador, a quien se deja solo a su entera y libre subjetividad como ante un espejo. En las fotografías: el cuerpo desnudo del artista reposa tendido bocabajo sobre la mesa. Sugiere también un vínculo amoroso, una domesticidad del observador provocada por el artista a través del erotismo y la intimidad. En las fotografías: el artista, vestido con un body, sirve la mesa para dos.

*Colaboración para el fanzine Estoy aquí que soy tu madre a propósito de la exposición con el mismo título de Paola Cedeño (Amatoria) en El Expendio en mayo de 2021.